domingo, 4 de octubre de 2020

 El otoño, muchachos.

 Ha llegado sin sentirlo siquiera, 

lluvioso, melancólico, callado.

 El familiar bullicio de la acera 

tan alegre en las noches del verano

 se va apagando a la oración. La gente

 abandona las puertas más temprano.

 Las abandona silenciosamente... 

Tardecita de ojoño, 

el ciego entona menos frecuente el aire 

que en la esquina gemía el organillo...

¡Qué tristona anda, desde hace días, 

la vecina! ¿La tendrá así algún nuevo desengaño? 

Otoño melancólico y lluvioso,

 ¿qué dejarás, otoño, en casa este año? 

¿qué hoja te llevarás? Tan silencioso

 llegas que nos das miedo. 

Sí, anochece y te sentimos, en la paz casera, 

entrar sin un rumor...

 ¡Cómo envejece nuestra tía soltera! 


 Evaristo Carriego


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